viernes, 10 de febrero de 2012

EL CAJON DE LA TORTUGA 2

Ellas reaccionarias a todo lo que parpadeara o taconeara, se hacían tatuajes con mi saliva opacando mis opiniones, ellas eran tan solubles en el ambiente, lo que comían lo operaban dentro de sus estómagos para después cagarlos y llevárselos para fertilizar hectáreas de unas frutas grisáceas parecidas a la sandía muy ricas que habían descubierto después de tantas chupadas de vergas en algún bosque de Viena, bueno como decía los demás comensales estaban mirándonos atorándose con la cerveza y luego anonadados al ver como la oscuridad se había comido al verano parpadeando, iba y venía la desalmada. Chismeaban de que el asesino que se había fugado sentado a sus costados no superaban sus records de también asesinos libres, de que sus esquizofrenias no eran tan medicadas como las suyas, o que no se inyectaban tanto crack y se ponían a lustrar el techo de todas las habitaciones en sus pocilgas a las que hacían pasar por suites presidenciales, de que las lenguas de caballo les caían mal en tiempos de maligna economía, de que no soportaban la normalidad de la aves que todavía volaban sin rastro alguno de infesta global, las odiaban por su libertad y petulante pulcritud las envidiaban hasta las gónadas y crestas.


Mientras, mis putasas se quemaban los cigarros entre ellas en sus cuerpos cicatrizados en sus frentes con piercings mas que en todo sus cuerpos, ellas hacían maromas de todo pero sus ojos también fijos a mi voluntad, a mis papas horneadas con gusanos color púrpura que eran exquisitos con tequila y whiskey, gusanos de la cuevas del Amazonas boca abajo, estas pendencieras soltaban solo malos consejos veloces, macheteros, atajos que me hacían sollozar, ya estaban cansándome, una tenía el peinado de Jean Harlow, la otra laceada muy brillante y cuyas melenas movían cada cierto tiempo sin parar en forma sincronizada, me habían dado el consejo de que llevara a mi tortuga con ellas para hacerlo debutar, le harían de todo hasta por el orto, yo ya no quería escucharlas más carajo.

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